Diferencias entre leasing y renting
Publicado el 14 de agosto, 2025
8 min
Diferencias entre leasing y renting
El leasing y el renting son dos formas de financiación utilizadas por empresas, autónomos y particulares para acceder a vehículos, maquinaria u otros bienes sin comprarlos de inmediato. El leasing lo contrata quien busca adquirir el bien al final, ya que incluye opción de compra. Por su parte, el renting está pensado para quienes prefieren pagar por el uso con servicios incluidos, sin adquirir la propiedad y sin afectar su endeudamiento.
A la hora de adquirir un vehículo, maquinaria o cualquier tipo de equipamiento para una empresa o actividad profesional, muchas personas se enfrentan a una decisión clave: ¿leasing o renting? Aunque ambos modelos permiten el uso de un bien sin necesidad de realizar una compra directa, sus implicaciones legales, fiscales y contables son muy distintas. Por tanto, debes conocer cuáles son las diferencias entre leasing y renting.
En este post, analizamos al detalle lo que es el leasing y lo que es el renting y cómo afectan a la contabilidad, la fiscalidad y la capacidad de endeudamiento. Por otro lado, veremos qué perfil de usuario encaja mejor con cada alternativa. También repasaremos las tendencias más recientes de 2025 y los posibles inconvenientes ocultos que conviene conocer antes de tomar una decisión.
¿Qué es el leasing?
El leasing para empresas es un contrato de arrendamiento financiero mediante el cual una entidad financiera, generalmente, adquiere un inmueble o bien, como un vehículo o maquinaria, y lo cede temporalmente al usuario. A lo largo del contrato del leasing para empresas:
- El arrendatario paga cuotas periódicas.
- Al finalizar, tiene la opción de compra por un valor residual prefijado.
- Durante el contrato, el bien figura como activo en el balance del usuario y la obligación financiera, como pasivo.
Este esquema suele durar entre 2 y 5 años para equipamiento móvil y puede llegar a los 10 años para inmuebles o activos más costosos.
¿Qué es el renting?
El renting para empresas es un arrendamiento operativo enfocado en el uso del bien, no en la adquisición. Sus características principales son:
- Cuotas periódicas fijas que incluyen servicios integrales: mantenimiento, seguros, asistencia, gestión de impuestos, etc.
- Al término del contrato, no hay opción de compra: el bien se devuelve o se renueva por otro.
- El bien no se incluye en el balance y las cuotas se registran como gasto corriente totalmente deducible con el IVA incluido.
Duraciones típicas de 1 a 5 años, con mayor flexibilidad y contenido de servicio.
Tratamiento contable y fiscal
El tratamiento contable y fiscal es una de las principales diferencias entre leasing y renting. Es especialmente relevante para empresas y autónomos que buscan optimizar su fiscalidad y presentación financiera.
Leasing
El bien financiado mediante leasing se incorpora al balance del arrendatario como un activo. Al mismo tiempo, la obligación de pago pendiente se registra como un pasivo financiero. Por tanto, desde el punto de vista fiscal, permite aplicar la amortización acelerada del activo, reduciendo beneficios imponibles, y deducir los intereses asociados al contrato.
Es muy útil para empresas que quieren beneficiarse de deducciones fiscales ligadas a la inversión en activos.
Renting
El bien no se registra como activo ni genera deuda en balance. Las cuotas periódicas se contabilizan directamente como gasto operativo, deducible en su totalidad, incluido el IVA. En consecuencia, este modelo no impacta en el endeudamiento financiero. De este modo, mejora la imagen ante bancos u otros inversores.
La ventaja de este modelo es ideal para quienes buscan simplificar la contabilidad, un ahorro fiscal inmediato y no desean comprometer su capacidad de financiación. Y es que no entra en el CIRBE (Central de Información de Riesgos del Banco de España).
CIRBE y capacidad de endeudamiento
La forma en que se registra un contrato de leasing o renting ante la CIRBE es clave para comprender su impacto financiero, sobre todo, si estás pensando en acceder a financiación futura.
Leasing
El leasing se considera una operación financiera. En consecuencia, la deuda generada por el contrato se comunica a la CIRBE, como cualquier préstamo o crédito bancario. De este modo, se incrementa tu nivel de endeudamiento registrado y eso puede influir negativamente si en el futuro debes solicitar financiación.
Por tanto, la consecuencia más destacada es que reduce la capacidad de endeudamiento disponible ante bancos y entidades financieras.
Renting
El renting no se considera una operación financiera, sino un contrato de prestación de servicios. Por tanto, no genera deuda formal y no se reporta a la CIRBE. Al no figurar como riesgo en el sistema bancario, no limita el acceso a otros préstamos o créditos.
Por consiguiente, en este caso, se preserva la solvencia aparente y mejora la capacidad crediticia futura.
¿Para quién es cada opción?
El leasing suele ser más atractivo si buscas adquirir el bien al finalizar el contrato. También es la mejor opción en los siguientes casos:
- Deseas obtener ventajas fiscales por amortización y deducción de intereses. Por ejemplo, las empresas que tributan en impuesto de sociedades.
- Estás dispuesto a asumir la gestión del activo y sus costes.
Por su parte, el renting para empresas encaja mejor en las siguientes circunstancias:
- Quieres delegar su gestión, esto es, su mantenimiento, los seguros o el cambio de vehículo, entre otras cosas.
- Prefieres un coste fijo y evitar tener el bien en propiedad.
- Deseas evitar un impacto en la CIRBE para mantener tu capacidad de financiar otras operaciones.
- Tributas como autónomo o pyme y buscas la máxima deducción posible sin complicaciones contables.
La trampa del renting
Más que de la trampa del renting, deberíamos hablar de sus inconvenientes o de la letra pequeña que tiene.
No eres el propietario
Aunque pagues durante años, el bien nunca será tuyo. Al terminar el contrato, lo vas a tener que devolver. En algunos casos, puedes negociar una compra, pero no está garantizada ni suele ser ventajosa. A largo plazo, puede salir mucho más caro que comprar directamente el bien.
Kilometraje limitado
Muchos contratos de renting de vehículos incluyen un límite de kilómetros anuales. Por ejemplo, para algunas es de 15.000 km/año. Si lo superas, pagarás penalizaciones altas por km adicional, a veces, más de 0,10 €/km. Por tanto, si usas el coche más de lo previsto, te puede salir extremadamente caro.
Penalización por cancelación anticipada
Romper un contrato de renting antes del plazo acordado conlleva penalizaciones importantes, que pueden ser del 50 al 100 % del valor restante del contrato. Por tanto, si tu situación cambia, no es tan flexible como parece.
Coste total a largo plazo
Aunque las cuotas parecen asequibles al mes, si sumas todo lo que pagas en 4-5 años, puede superar ampliamente el valor del bien. En consecuencia, es una opción cómoda y predecible, pero no siempre es rentable si planeabas tener ese bien muchos años.
Servicios no siempre tan completos
Muchos contratos anuncian que todo está incluido, pero hay ciertas cosas que no siempre cubren:
- Neumáticos fuera del desgaste normal.
- Averías por uso indebido.
- Sustitución inmediata de vehículo.
- Franquicias de seguro elevadas.
Por tanto, te puedes encontrar con costes ocultos que no esperabas.
No personalizas el bien
En el caso de vehículos, por ejemplo, no puedes hacer modificaciones, como tintar cristales, cambiar llantas, instalar accesorios o rótulos. El bien, debes devolverlo en condiciones normales de uso.
¿Qué es el renting con opción a compra?
El renting con opción a compra es un contrato de arrendamiento operativo que, al terminar el plazo acordado, ofrece la posibilidad de adquirir el bien. Normalmente, es a un precio residual previamente fijado o negociable.
Aunque en principio el renting no implica propiedad ni genera derecho automático de compra, en este modelo especial, se pacta la posibilidad de:
- Ejercer la compra del bien tras finalizar el contrato.
- O bien renovar el contrato por otro bien nuevo.
- O simplemente devolverlo, como en el renting clásico.
Diferencias entre leasing y renting con opción a compra
Resumimos las diferencias entre leasing y renting con opción a compra en el siguiente cuadro:
Aspecto | Leasing | Renting con opción a compra |
Tipo de contrato | Financiero | Operativo con cláusula opcional |
Opción de compra | Siempre incluida | Puedes estar pactada. No es obligatoria |
Registro en el balance | Sí, tanto en el activo como en el pasivo | No, es un gasto operativo |
Servicios incluidos | No | Sí, seguros, mantenimiento, etc. |
Fiscalidad | Amortización e intereses deducibles | Cuota total deducible, incluido el IVA |
CIRBE | Sí | No |
Consideraciones en 2025
En los últimos años, ha crecido el número de empresas en España que optan por el renting flexible. Se debe, sobre todo, al incremento de la rotación de flotas y a la digitalización de servicios incluidos, como apps de reserva, cambio automático, monitorización telemática, etc. Por su parte, el leasing sigue siendo la opción preferida para inversiones a largo plazo o activos que realmente se quiere adquirir.
Además, en 2025, se mantiene el interés fiscal por usar renting para vehículos eléctricos. Y es que, al incluir todos los servicios y gastos, permite simplificar la gestión de subvenciones y beneficios medioambientales sin asumir la propiedad directa.
Las diferencias entre leasing y renting debes tenerlas en cuenta a la hora de elegir la opción que mejor se ajusta a tu situación. Aunque ambas comparten la idea de permitir el uso de un bien sin necesidad de adquirirlo de forma inmediata, leasing y renting no son lo mismo. El leasing para empresas está orientado a la compra futura del bien, con reflejo contable en balance y ventajas fiscales por amortización e intereses. En cambio, el renting para empresas se basa en el uso temporal, incluye servicios como mantenimiento o seguros, no genera deuda ni se registra en la CIRBE. Por otra parte, sus cuotas son gastos deducibles en su totalidad. Por tanto, la elección entre uno u otro dependerá de si priorizas la propiedad y el control financiero a largo plazo o la comodidad, flexibilidad y simplicidad fiscal a corto y medio plazo.
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